Un aviso de ocasión en redes locales llamó mi atención; invitaba a personas interesadas en la lectura a formar parte de un club. Dije que sí, sin pensarlo demasiado. Desde ese día nos hemos reunido sin pausa por casi un año.
Somos una docena de mujeres amantes de la palabra; viajeras incansables, con el anhelo de romper con lo cotidiano. Sin darnos cuenta hemos construido un espacio sin límites. Nos abandonamos al placer compartido de las historias.
Sabemos que las letras se convierten en palabras, luego en ideas. Pero lo maravilloso de compartirlas entre nosotras es que se multiplican de boca en boca y se vuelven infinitas.
No somos necesariamente amigas. Somos lectoras.
Eso me basta.
Eso nos basta.
Es suficiente con disfrutar juntas del punto y la coma, de un buen prólogo o de un final inesperado. Sobre todo, nos regocija perdernos en el eco del inagotable mundo Entre Letras.