Naranja

Estoy aterrada, los días anteriores han sido un ir y venir a comprar todos los ingredientes, sé muy bien que las cosas planeadas salen mejor, ese ha sido mi manera de trabajar y me ha funcionado a la perfección, sin embargo mi mayor cliente había tenido la oportunidad de salir con un proyecto de último momento y  las cosas no están como para negarse al trabajo me sacudí los pensamientos negativos y acepté, lo más ridículo es que será la primera vez que presentaré la elaboración de mis postres tal como si fuera una clase de esas que pasan por televisión y esto definitivamente no es lo mío, me gusta más estar tras bambalinas. Uno de mis peores miedos siempre ha sido el fracaso, pero ahora ese miedo se hace más grande porque hay mucho público de por medio, en lugares y tiempos que no son míos.

Amo estar en mi refugio, como dicen en la fiesta brava: atrás de la barrera, esta pastelería que con tanto esfuerzo logré montar desde hace ya un par de años y que obviamente se ha vuelto lo más importante en mi vida es sin dudarlo mi lugar favorito, aquí se impregnan los olores de canela con mantequilla por la mañana, me gusta tanto abrir las ventanas, anunciar la primera horneada del día a los vecinos, me encuentro con las personas que ya se han hecho familiares por la tarde, sé que este es mi espacio seguro, estos últimos días he extrañado el deambular de los clientes y cuando estoy inmersa en este pensamiento me acuerdo del proyecto que tengo pendiente, me entra la desesperación de empezar a planearlo todo.

El color base para el evento es el naranja tirándole al dorado, todos los accesorios de su colección para esta temporada se basan en este color, Padme es diseñadora, maestra de yoga, y publirelacionsita de Kaveesha Studio, desde hace mucho mezcla conceptos esotéricos, mágicos, yoguísticos, y emocionales para crear sus joyas, en estos tiempos donde todo es incierto decidió basarse en el color naranja que significa abundancia, prosperidad, alegría justo lo que hoy quiere compartir, todo esto fue lo que resumí de la junta de más de tres horas en la que me compartió toda esta información aunque claro ambas sabíamos que solo se pudo haber llevado treinta minutos, pero teníamos tanto por conversar que se nos fue el tiempo sin pensar, hablamos de la casa, de los proyectos y fiestas pausadas, de cómo se ha pasado el tiempo tan rápido, del amor pasado y del amor que aún no llega, de la prosperidad y las ganas de creer que todo va a mejorar.

Cuando regresé a la pastelería me di cuenta que no había mucho por buscar, decidí darle el protagonismo al mango para desarrollar todos los postres además el olor, la textura, el color de esta fruta tropical siempre me traen recuerdos de ese viaje a la playa, donde me gusta volver para recordar mi adolescencia y dibujar el perfil dorado de Yousen frente al sol, en donde me vuelvo al tiempo para pensar como logré que mis padres invitaran a los suyos a pasar lo que serían los mejores cinco días de mi vida, ahí en donde recuerdo el tono de su piel bronceada, el olor de verano en nuestra piel, ese beso que nunca llegó pero que estuvo presente todo el tiempo justo en la punta de nuestros labios, aún siento cómo mi corazón estaba a punto de explotar cada vez que sentía su aliento caliente y húmedo detrás de mi cuello al correr, jugar en la playa, sentarnos frente al mar, me parece increíble que en dos días se cumplirá un aniversario más de su partida, de ese día donde todo pareció acabarse, en el que quise salir corriendo, gritar, y que aún recuerdo como uno de los peores de mi vida. 

Hoy frente al mango, la naranja, los duraznos me entrego a ese recuerdo y me aferro a sentir esas emociones y me entrego a morder un durazno y exprimirlo en mi boca imaginando que fuera él quien recorre con su lengua mi cuello y pienso que si pudiera algún día volver a verlo sería justo para decirte lo mucho que le extraño y que deseo ese beso que nunca llegó.

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