(Para encender la chispa divina debo saber que todo lo que vivo fue pactado.)
Busco espacios que me hagan pensar, soñar, pero, sobre todo, que me dejen ser.
Busco un lugar acogedor donde pueda escribir y encontrarme, pero también donde pueda leer y perderme.
Un lugar con la puerta tan abierta que me permita fluir hacia el resplandor, y una ventana tan amplia para orear el pesimismo, la inseguridad y la melancolía.
(Soy una pequeña gota de mar en la inmensidad.)
Me aventuré en su búsqueda y lo encontré donde menos lo esperaba: en la renuncia de la unidad, del ego.
(Lo que veo en los demás habla siempre de mí.)
El recinto se embelleció cuando descubrí que no estaba vacío, sino lleno de brillo y de inspiración.
(Como es por dentro es por fuera.)
La paz que encuentro me adentra en mis pensamientos, descubriendo que la inmensidad es el universo dentro de mí y, a la vez, el universo que gravita en el espacio.
Fue hasta que me recosté en la habitación que ahora habito que me sentí cobijada por un manto de amor.
(Siempre fluir hacia el bienestar.)
Protegida en este lugar comprendo que para hallar el amor debo vivir el miedo; que para ver la luz debo conocer la obscuridad. Pero, sobre todo, intuí que para comprender la soledad debo saber que todos estamos en la búsqueda de UN LUGAR COMÚN.
2 comentarios
Añade el tuyo →Bravoooo!!! Te admiro tanto!!
Gracias Herma!! Yo a ti!!