Mi linaje femenino

Un día Adela se cansó de tanto desamor. Dejó a sus tres hijos sin madre, tomó su maleta y se fue. Le tomó mucho tiempo decidirse, en un pueblo donde el calor y el alcohol hacen una mezcla perfecta para que los hombres de la casa tuvieran amantes e hijos por doquier, cruzando el río o ahí en el mismo pueblo.  

No sé su historia en verdad, pero prefiero imaginar a una mujer fuerte y decidida a ser libre que la imagen que siempre me pintaron de ella como una mala madre por dejar a sus hijos. Tampoco sé si el bisabuelo era un “pan de Dios” como todos cuentan o en realidad era un hombre con mucha falta de carácter. 

No se supo más de ella. Imagino que encontró el amor en algún lugar del país, con el alma rota pero libre. 

Juana, su hija, es mi abuela, casada sin el consentimiento con un hombre 20 años mayor. Tuvo siete hijos. Uno murió. Siempre tuvo una vida de perros y gatos con mi abuelo. Creo que con él nunca fue feliz y no tenía por qué serlo. 

Imagino su vida llena de lujos y riquezas, pero pobre en amor. Fue jacarandosa, salía de fiesta cada vez que podía, viajaba y fue una madre ausente. La recuerdo leyéndome las cartas, tomando su whisky y recordando sus viajes al extranjero, así como viviendo en la casa de mis padres, siempre con una maleta lista.

Úrsula enviudó tres veces. Vio morir a los hombres de su vida: tres maridos y un hijo. Tomó a sus dos hijas y también dejó su pueblo para salir adelante con ellas. Mujer de carácter fuerte, echada para delante en una época en que ser mujer independiente era todo un reto. Ella es mi bisabuela paterna.

Mi abuela Rosa, una mujer que vivió historias de terror con mi abuelo, desde el día de su boda hasta el día que lo dejó. Ella fue una mujer fuerte, luchona y enamorada de la vida. También sufrió la pérdida de un hijo cuando lo alejaron de ella y nunca más lo volvió a ver. Ella siempre presente hasta hoy en sus recetas y sus historias recontadas que guardo en el corazón.

Las mujeres de mi linaje tienen su historia especial: han sido libres, fuertes, valerosas, con un bagaje de acontecimientos que vale la pena recordar. Les honro y reconozco su valentía, su amor propio. Son historias que atesoro en el corazón y hoy las recuerdo con amor.

Las siento presentes en mi vida más que nunca. Ellas atrás enviando su luz para que sus descendientes mujeres sigan siendo fuertes y reconozcamos que lo más importante somos nosotras, amándonos y situándonos siempre delante de cualquier cosa.

5 comentarios

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Lume es una maravilla.leerte, imagino cada descripcion que haces, trasladas con tus palabras. Pude imaginar a tua abuelas. Admiro el respeto y la manera de transmitir sin.juicios, con orgullo y en equilibrio cada una de tus palabras. Tus abuelas de seguro hoy estan erguidas y con el cuello muy alto..orgullosas y agradecidas de ser reconocidas a traves de tu relato.
No caminamos en balde, todo suma.
Feliz año querida Lume!

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