Mey busca su luz

Un cuento de inteligencia emocional

1

Más allá de la Vía Láctea, en una pequeña galaxia, existe un planeta llamado Darra, ahí viven  los lumis.

Los lumis son seres de luz, pudiera decirse que se parecen a las luciérnegas más no son insectos voladores, son simplemente seres de luz. No tienen género, ni raza. Provienen de una luz creadora y al terminar su ciclo de vida pueden o no regresar a ella.

El ciclo de vida de los lumis es igual para todos, aunque es difícil determinar la cantidad de años que permanecen en Darra ya que no miden el tiempo, para ellos lo importante es cómo viven, no cuanto viven.

Cada uno llega a Darra con una cantidad determinada de luz, es la misma para todos aumenta o disminuye durante el transcurso de su vida dependiendo de las emociones y sentimientos que experimente.

La emoción es una sensación pasajera puede durar unos minutos, horas, a lo mucho un par de días, si lo medimos de la manera humana, el sentimiento perdura con el paso del tiempo. Los lumis clasifican las emociones y sentimientos en luz y sombra.

La alegría, el optimismo, la felicidad, el amor, la compasión, la esperanza y  la gratitud son emociones y sentimientos luminosos, aumentan la luz de los lumis, mientras que el enojo, la frustración, el miedo, la envidia, los celos, la preocupación y el rencor son de sombra y la disminuyen.

Al final del ciclo si el lumi sigue siendo luminoso regresará a su luz creadora para hacerla más grande, intensa y crear junto con ella, por el contrario si la pierde irá a la oscuridad.

Los lumis cuidan mucho su luz ya que de ella depende su calidad de vida mientras permanezcan en Darra, sin ella vagan sin rumbo y viven en una oscuridad personal que los aleja de los demás.

2

Mey es un lumi que en cuanto llegó a Darra sintió un amor inmenso al ver todo cuanto le rodeaba, ver la luminosidad generada por los otros lumis le llenó de luz, se admiraba hasta del más mínimo detalle, su optimismo le caracterizaba en todo momento, los demás lumis le amaban, Mey les correspondía a todos, su alegría era contagiosa, su luz se intensificaba cada vez más, se sentía sumamente conectado con la luz creadora.

Un día llegó a Darra un nuevo lumi: Ju. Mey llegó a presentarse como cada vez que llegaba un lumi, Ju se mostró frío y distante. Mey sintió por primera vez decepción y tristeza, vio como su luz disminuyó un poco, nadie lo hubiera notado, estaba tan consciente y orgulloso de su luminosidad que percibía cualquier cambio en ella.

Decidió no dejar que ese incidente le afectara, más no podía quitarse de la mente la actitud de Ju, mientras más pensaba en ello, su luz disminuía otro poco, comenzó a sentir preocupación, pensaba que si seguía así se quedaría sin luz, que nadie le amaría jamás, que pasaría el resto de su vida solo, esperando a que llegara el momento de dirigirse hacia la sombra, la preocupación abrió paso al miedo, el miedo devoraba la luminosidad de Mey a una gran velocidad.

Mey se sumió en una oscuridad profunda, muy de vez en cuando mostraba una pequeña chispa intermitente, los demás lumis le rehuían. Comenzó una batalla en su interior, se desconocía a sí mismo, sabía que tenía que tomar rápido una decisión y actuar para recuperar su luz, se sentía muy débil, incapaz de ponerse en marcha a donde fuera que tuviera que ir. Además no tenía idea de que hacer, todos los sentimientos y emociones luminosas estaban fuera de su alcance.

3

Un día Mey decidió irse lejos de la luz y el bullicio de los lumis, pensó que tal vez en el silencio encontraría la respuesta que tanto necesitaba, se acordó de la luz creadora a quien tenía olvidada y enfocó sus pocas fuerzas en ella, comenzó a ver que la pequeña chispa intermitente quedaba fija y le alumbraba un poco, sintió esperanza y emprendió el camino dejando tras de sí la siguiente nota:

Queridos lumis:

La oscuridad me envuelve, abarca por completo y ahoga mi ser. Siento que nunca más volverá la luz a mi vida, la idea me asusta, no puedo darme el lujo de seguir sintiendo emociones de sombra, es inevitable, no puedo dejar de sentirlas y pensarlas. Necesito alejarme de ustedes por un tiempo, su luz me abruma y ciega, no me ayuda a buscar  la mía. No prometo regresar aunque lo deseo, ustedes son mi familia. Les pido por favor que si mi ausencia se prolonga demasiado me busquen.

Deseénme suerte,

Mey

El camino estaba ausente de sonido entre más silencio, más fuerte escuchaba una voz que le guiaba,  a pesar de que estaba lejos de los otros lumis no se sentía solo. Estaba entusiasmado, su luz se iba recuperando poco a poco, llevaba buen tiempo viajando en silencio, cuando de repente vió una luz enorme, que se acercaba velozmente, en un segundo, Bou el gran lumi estaba frente a él.

— Hola! Me llamó Bou.

 —¿Bou? ¿El gran lumi? Pensé que eras una leyenda.

—¿Una leyenda? ¿Yo? -Dijo Bou sorprendido.

—Sí, eres muy famoso, se dice que tu luz es la más grande de todas, muchas veces llegaron a compararme contigo.

Bou, miró con compasión a Mey, aunque había recuperado un poco de luz no se comparaba para nada a la luz que había tenido, ni mucho menos a la de Bou.  Mey se dio cuenta de ello y exclamó:

—¡Oh! No me malentiendas, antes era un lumi con una luz muy fuerte e intensa, un día comencé a experimentar emociones de sombra y comenzó a desaparecer rápidamente, finalmente el miedo la devoró prácticamente por completo. Ahora ando en busca de una solución. Quiero recuperarla. Creo que la luz creadora me ha guiado hasta a ti.

—Entiendo  —dijo Bou con paciencia.

—¿Crees que puedas ayudarme? —preguntó Mey ilusionado -—Tu luz es muy intensa.

—Puedo ayudarte, sin embargo recuperar tu luz, es una decisión personal y un trabajo que tienes que hacer por ti mismo.

—¡Quiero hacerlo!

—Lo primero que tienes que entender, es que es válido sentir emociones de sombra, lo importante es mantener un equilibro, no permitir que se lleven toda la luz, es importante que aprendas a reconocer tus emociones, nombrarlas. Me dijiste que el miedo se devoró toda tu luz, sin embargo veo que tienes una luz pequeña, aunque débil.

—¡Sí! cuando me alejé de los demás lumis, me encontré en un silencio profundo, por primera vez en mucho tiempo me sentí conectado a la luz creadora, fue en ese momento en que mi luz reapareció.

—Escúchame bien, sigue el camino, mantente alerta, irás encontrando experiencias nuevas y diferentes para ti, recuerda reconocer las emociones que sientas,  no dejes que el pánico se apodere de ti si tu luz disminuye, la clave es mantener el equilibrio.

—Gracias gran Bou, es un placer conocerte.

El entusiasmo invadió a Mey y su luz se recuperó un poco más, comenzó el camino lleno de expectativas y esperanza.

4

El silencio envolvió a Mey como un manto, comenzó a sentirse inquieto, nunca estuvo tanto tiempo sin escuchar sonido alguno, de pronto escuchó un suave susurro:

—Meeeey, Meeeeey….

—¿Quién eres?—preguntó Mey temeroso.

—No temas, soy el silencio.

—¿El silencio? ¿Tienes voz?

—Si, pero mi voz solo puede ser escuchada por tu mente.

—Ah— contestó Mey dubitativo.

—Te he observado mientras haces tu viaje, soy un compañero silencioso. ¿Me permites contarte lo que veo?

—Sí claro, te escucho.

—Conforme ibas adentrándote en mis dominios, comenzaste a ser consciente de lo que sentías: entusiasmo, esperanza, temor, inseguridad. Ví como tu luz aumentaba y disminuía, mi presencia te ayudo a darte cuenta de esos cambios.

—Sí yo también me di cuenta. Me cuesta trabajo reconocer mis emociones, cuando hay ruido no solo exterior si no también en mi interior.

—Te diste cuenta muy pronto pequeño Mey, una de mis cualidades es ayudar a hacer conciencia de todo aquello que no se puede ver ni escuchar cuando hay ruido. También ayudo a conectar de mejor manera con la luz creadora. ¿Lo sentiste?

—Sí lo siento. Gracias silencio, es momento de de seguir.

Mey siguió su búsqueda, sintió como la oscuridad comenzaba a invadir todo el espacio. La oscuridad es la ausencia de luz, es ver todo negro, sin espacio para nada, es agobiante y abrumadora, muchos le temen, otros  sienten seguridad, se acogen a su negra protección. Mey se adentra en la oscuridad no siente miedo, entre las sombras se abre paso una luz, que crece rápidamente e ilumina todo a su alrededor, Mey voltea para todos lados, quiere descubrir el origen, tarda un momento en darse cuenta que él es esa luz.

5

Los lumis somos una comunidad de luz, la amistad no es obligatoria entre nosotros, nada es obligatorio en Darra, la unidad nos define, la luz nos llama y atrae, es nuestro principio y final, aunque no creemos en finales. Cuando uno de nosotros pierde luz, todos perdemos.

Hace poco desapareció un compañero de nuestra comunidad, su nombre es Mey, era muy luminoso, el miedo lo invadió y perdió su luz, emprendió su camino para reencontrarla, decidimos darle espacio, su ausencia nos pesa, organizamos una brigada para ir a buscarlo confíamos en que su nueva luz nos guíe.

6

Es un nuevo día en Darra emprendemos nuestro camino, la misión comienza, el viaje será largo y lleno de retos.

Nos encontramos con el gran lumi Bou, nos sorprendé verlo, creíamos que era una leyenda, nos dice que Mey estuvo con él, nos motiva a seguir el camino, vamos en la ruta correcta.

Acabamos de pasar el valle del silencio, una extraña calma nos envuelve, dejamos  la preocupación a un lado, ponemos todo nuestro ser en manos de la luz creadora, la dejamos guiarnos, la vemos a lo lejos, es tan grande y fuerte, es increíble estar en su presencia, la distancia se hace corta, nos damos cuenta que no es la luz creadora.

—¿Mey?

—¿Quién es?

—¡Somos nosotros! ¡Los lumis! Vinimos por ti.

—¡Wow! No me dejaron

—No podríamos hacerlo, eres uno de nosotros.

—Lo sé, es momento de regresar a casa.

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