Guillermo Arriaga se aventura a escribir una novela de época donde no solo recrea, palabra a palabra, un Inglaterra del 1781 sino que el formato con muy pocos puntos y seguido, comas en exceso y sin capítulos arrastran a una lectura entretenida y profunda.
La Presentación de esta obra fue en el Instituto Cervantes en Madrid, donde contó que es su primera novela histórica, tardó dos años en escribirla. Fue todo un reto para él ya que fue muy estricto con las reglas que se impuso, por ejemplo no usar ninguna palabra que no existiera en esos años, para ello se apoyó en un diccionario de la Real Academia de la Lengua. Dato curioso, como buen obseso de idioma, Arriaga no cree en los sinónimos, él dice: “Una palabra siempre es precisa así que un sinónimo no es la palabra.”, por lo que fue doblemente difícil –pero divertido, dice él.-, escribir.
“A pesar de que soy un obseso del lenguaje yo busco que el lenguaje se someta a la historia y no la historia al lenguaje.”
Generalmente, Guillermo Arriaga no se documenta antes de escribir, todo fluye desde lo que sabe, de las experiencias vividas y de las anécdotas que le cuentan, pero para esta novela si leyó La historia de la cirugía, para ser lo más fiel posible a los avances médicos de la época.
En lo personal, un libro se convierte en obra de arte cuando a una historia pulcra y metódicamente bien armada se le suma un título que se resignifica conforme se avanza en la lectura y una portada que absorbe la atención del lector. Este es el caso de Extrañas que lleva en su portada una pintura del artista chileno Guillermo Lorca-Huidobro (1984), se titula “The big bear” y si se le observa detalladamente podemos descubrir datos que complementan el final del libro.
En una entrevista Arriaga dijo que para él su novela trata sobre el conocimiento, no sólo el científico, sino el reconocimiento del otro, la otredad. “La ciencia debe ser cercana a la poesía, no al imperturbable orden.” Extrañas es el diálogo que se puede suscitar a través del conocimiento. “Si la humanidad deseaba progresar Era imperioso no dejar a nadie atrás, a nadie.”
William Borton es el protagonista y quien lleva toda la historia, a modo de relato nos cuenta cómo renunció a su derecho de primogénito a gobernar con tal de seguir su verdadera pasión, la medicina. Tenía casi 18 cuando fue exiliado de su propia familia. Una decisión desata millones de consecuencias y fluimos con ellas a lo largo de casi 500 paginas. Recorremos millones de kilómetros por tierra y por mar pero también descendemos por el pozo de la psique humana, no nada más de William sino de todos los personajes que aparecen, ninguno está de manera fortuita, Arriaga les da su lugar bien justificado a pesar de que algunos solo acompañen a William pocas páginas.
La perseverancia y pasión por comprender ciertos enigmas de la medicina lo llevan a ser discípulo de Robert Black, eminencia en enfermedades peculiares. Con el tiempo William descubre que su mentor es más peculiar de lo que esperaba. La existencia de William en la novela es para que descifremos la contradictoria personalidad de Robert la cual nos lleva a deducir que uno no podría existir sin el otro y que nuestra mente está formada por muchas mentes, muchas veces contradictorias entre sí.
Es un libro lleno de detalles médicos que nos dan un panorama muy claro del esfuerzo que tuvieron que hacer los científicos de aquellos años para sobreponerse a las barreras que imponía la religión. Gracias a la pasión de los primeros estudiosos de la medicina podemos disfrutar de una mejor calidad de vida.
Como siempre Arriaga lleva a sus lectores a amar u a odiar lo que escribe. A mí si me gustó el libro después de dejar reposar la historia en mi interior. Rescaté muchos análisis morales y éticos que me llevaron a cuestionar las bondad del ser humano, ¿Qué tan “normales” somos realmente aunque nadie pueda ver nuestras deformidades?
Me encanta que Guillermo se haya atrevido a salirse de lo esperado. Es un gran narrador de historias y no debe encasillarse en lo que se espera de él. Su éxito radica en lo atrevido e irreverente que puede llegar a ser como escritor.
Lo recomiendo para todo lector que disfrute de los desafíos literarios, de personajes complejos y de frases profundas. Cierro con esta que me parece maravillosa:
“Acostumbramos a ver el mundo desde una determinada perspectiva y en la mayoría de las veces esa perspectiva es el principal obstáculo para resolver un problema.”
2 comentarios
Añade el tuyo →Un libro que no deja indiferente. Gracias por la reseña amiga.
gracias por leer amiga