Hace unos meses mi mamá sufrió un infarto. Acontecimiento que nos puso la vida en pausa, un momento que no fue fácil. En su mirada se manifestó un vacío desconocido, un ritmo en su voz que alteró todo mi ser. El tono de su piel, sus labios, su desconcierto. En segundos supe que podía irse y no, no era su tiempo. Nos enseñamos a respirar de nuevo, abrazadas la una a la otra, guiadas por el de allá arriba. Salimos al hospital dejando a mi papá angustiado por una separación forzada e inesperada. Repararon sus arterias estrechadas por stents que viven ahí, junto con su flujo sanguíneo que hoy late a ritmo normal.
Mi madre tiene 87 años, nació en Tuxpan, Veracruz. Nunca había sufrido del corazón, por lo menos no físicamente; tiene una fortaleza precisamente en ese corazón que ama sin medida, en el que han entrado centenares de personas, a cada una de ellas le ha dado un espacio único.
El año pasado hicimos un ejercicio “las treinta preguntas que le debes de hacer a tu madre” con las que pude conocer partes que no había visto, además me hacen revalorar la mujer que es, amorosa, fuerte, valiente. Llena de cicatrices que ha ido reparando a través de los pasos que ha dado, esos que a veces voltea a ver para reconocerse ella misma.
Descubrí porque le tenía tanto coraje a mi abuela. El dolor que le causó su mal trato, siempre distante, cortante. ¿Cómo una madre puede dar la responsabilidad de llevar una casa y cuidar dos niños menores cuando sólo tienes 7 años? ¿Cómo puede estar celosa de su propia hija? Mi abuelo tenía un amor especial por mi mamá y eso desataba la furia de mi abuela. Se juró nunca tratarnos cómo su mamá a ella, al contrario, siempre nos consintió hasta de más en muchos momentos de nuestras vidas.
Estaba tan comprometida con el cuidado de sus hermanos menores que no tuvo oportunidad de pensar en que quería ser de grande. Se escapaba en la lectura, con una luz en medio de las sábanas para poder recorrer los países de las historias que leía. Le gustaba estudiar, admiraba a Mahatma Gandhi, a Florencia Nightingale y al emperador Julio César.
Sus romances fueron fugaces, sólo tuvo una relación medianamente seria antes de mi papá de la que casi no cuenta nada. Sé que Ernesto era doctor, pero nada más.
Desde el día que se casó supo que quería tener hijos, deseaba tener y cuidar los propios, aunque ya había sido “madre” de 4 hermanos y una hermana. Se emociona al contar de su boda, del viaje de luna de miel, el mejor que ha hecho en su vida.
La verdad es que creo que le faltó conocer el mundo, otros países. Admirar la luna desde otra ciudad.
Ha sido amiguera desde pequeña, su mejor amiga de la infancia Mariela Santander murió de tétanos por pisar una concha en la playa. La menciona con cariño: era una niña hermosa, de cabello claro, qué triste que murió. Yo recuerdo muchas más, en especial a nuestra querida Soco, quien fue su hermana desde hace casi cincuenta años. Le duele el alma como a mí, no haber estado a su lado en sus últimos días, la pandemia le impidió despedirse de ella, como de muchas personas cercanas que se han ido en estos años. Aquéllas con las que bordaba listón en la ciudad de México, compartieron más de diez años sentadas cada jueves a disfrutar de unas horas para ellas solas. Creo que es lo que más extraña, su melancolía se hace más grande al recordarlas y saber que a las que aún viven no las verá más al estar aquí en León, donde nunca se imagino estar en esta etapa de su vida.
La muerte ha jugado con sus emociones al máximo. Todos mis tíos han partido, todos menores que ella. La de su hermana Daisy, fue sin duda la más fuerte para ella. Se lamenta por haberlos enterrado a todos. Cuando cuenta las cosas que hacían de pequeños se ilumina su mirada. Sus ojos imaginan a esos niñitos haciendo travesuras, subir los cerros en pandilla y bajar corriendo en cuanto era de noche con el temor de ser atrapados por “las brujas”.
Ser madre es su papel favorito. Admiro su valentía y el coraje con el que nos crío.
Su primer año de mamá no fue fácil, no pudo despedirse de su primogénito. Mi mente y alma no alcanzan a imaginar el dolor de perder un hijo mucho menos recién nacido. Mi hermana la gemela de ese bebé, digamos que le hizo pasar algunos días de angustia y mucha desesperación. Le enseñaron a bañarla en el lavabo porque pesaba solo un kilo, la pasó difícil pero logró superar sus miedos. Los dos siguientes embarazos tuvieron una distancia muy corta. Mis hermanos se llevan solo once meses entre ellos, ese par si que le dio dolores de cabeza. Hasta la fecha. Yo fui la hija planeada (sin consentimiento del doctor). Disfrutamos de mis primeros años como si yo fuera hija única, la tuve solamente para mi compartiendo los días al partir mis hermanos al colegio.
Hoy quisiera abrazar a esa niña de caireles con vestido amarillo que vivía en Tampico, decirle que será una mujer maravillosa. Que en unos años estará abrazando a sus hijos en el rancho de su padre, orgullosa portando su sombrero negro. De igual modo que merece todo, que es hermosa, que logrará tener todo lo que siempre quiso.
Si bien su vida no será fácil, será plena y llena de amor, tendrá cuatro hijos, cuatro nietos, que su descendencia estará llena de planes y sueños que compartirán con ella. Incluso verá cielos rojos en una ciudad a la que no imaginaba siquiera conocer, disfrutará del cariño de centenares de personas que se cruzaran en su camino. Que puede ser independiente y marcar sus límites porque ella vale por sí misma.
Mamá: gracias por enseñarme la fortaleza, la pasión que tienes por tu familia, tus hijos, por tus nietos. Gracias por formar la mujer que hoy soy. Gracias a la vida que nos regaló un renacer y nos dio más tiempo para disfrutarte. Te amo con todo mi corazón.
15 comentarios
Añade el tuyo →Wow, eres genial escribiendo suorella, estoy en sala de espera esperando un doctor y no puedo evitar llorar, no importa que pregunte el dr que no lo conozco, por cierto joven y guapo☺️. Ya quisiera poder escribir unas líneas como tú te admiro, y te amo
Gracias por tus porras sorella, te amo
Ya también derrame mis lagrimitas. Mi señora bella. Junto con tu papá, me permitieron formar parte de su familia. Gracias a Dios por sus vidas y por la de ustedes.
Gracias Ale siempre por tu cariño y ser parte de esta familia. Abrazo enorme
Un abrazo fuerte querida Myr. Un placer conocer más de ti. De tu llanto y de tu historia
Gracias Maris, gracias por tu apoyo y guía para poder sacar ese llanto que tenia atorado. Te quiero
Hermosa forma de expresar toda una vida en solo unos cuantos párrafos. Admiro como con tan pocas palabras eres capaz de expresar tanto !!!!… toda una historia llena de tonalidades diversas pero que finalmente se resume a una vida llena de amor porque tu mamá en verdad que es el amor, se da de una manera tan maravillosa a todos los que hemos tenido la fortuna de conocerla !!!!
Gracias por tan bella narrativa, nunca dejes de escribir, los hacer de manera magnificente !!!!
Clau gracias por tu apoyo siempre, y sobretodo por tu cariño hacia mis papás. Abrazo
Mi querida Myr, que valiente y bello texto acabo de leer. Gracias por compartir, te admiro muchísimo y te quiero más. Un abrazo de alma para tí y tu mamá.
Querida Ren, te quiero mil. Gracias por leer y tu cariño de siempre.
Texto bellísimo, con contenido lleno de luz para mi alma. Justo lo que hoy necesito!… me reflejé en varias partes! Sin duda tu mamá está llena de AMOR. Gracias Myriam!…
Elisa gracias por leer y compartir este texto, un abrazo
Hermoso como reconoces a la mujer que es tu mamá, y la aceptación y cariño que le demuestras, por mucho más que por ser tu madre. Bellísimo texto.
Lume gracias por tus palabras, abrazo
Qué hermoso texto sobre tu mami!!! Lo valioso que es conocer nuestro linaje femenino.