“Para escribir necesitamos un cuarto propio, pero también un entorno seguro”
Olivia Teroba
Leer a Olivia es como si una amiga te contara su vida. Compartes miedos, esperanzas, desilusiones, tristezas y alegrías. Ella se desnuda en «Un lugar seguro», un ensayo autobiográfico que es íntimo y profundo. Con una prosa clara y directa recorremos su mundo cotidiano, mientras va develando su historia familiar, la violencia sufrida como mujer y sus experiencias como escritora. Escribir es para ella una forma de dialogar, de establecer una relación consigo misma y de encontrar su lugar seguro en el mundo. Un lugar más amable, un refugio interno y externo, un espacio compartido con otros, un rincón para ser tal cual se es.
Su nivel de introspección es fascinante, un ejercicio exhaustivo para desmenuzar lo interno y traducirlo en palabras. ¡Cuánto cuesta ser transparente y mostrarse a otros! La admiro tanto por ello. Teroba logra transmitir emociones de una forma tan nítida que lo que ella ha sentido lo he sentido yo. Lo que vive día a día es similar a mi vida. Sus obsesiones son mías también. Incluso su intolerancia al gluten y las dolencias del cuerpo las compartimos. Me siento cercana y conecto con ella como lectora. Como escritora admiro el cómo se da a sí misma para enseñar a otros. Escucharla en persona me animó a retomar la escritura desde la curiosidad y a partir de lo que me mueve internamente. Me anima a dejar el síndrome del impostor para crear mi propio discurso, uno que tal vez encuentra ecos en lo que otros viven.
Leer estos ensayos hizo que me cuestionara a mí misma; mis relaciones con otras mujeres y con los hombres en mi vida; con el sistema patriarcal y el feminismo. Pero principalmente me hizo pensar en la complejidad humana. Me obligó a reflexionar sobre el mundo en el que creció mi madre, las limitaciones pasadas y presentes… los sueños no cumplidos. Ahora de adulta me he vuelto más amiga de ella, una que la acompaña a jugar cartas, a la clase de dibujo y a desayunar con sus amigas. Mi madre y su círculo de mujeres han cambiado mi forma de ver la vida.
Concluyo diciendo que, aún cuando constantemente me cuestiono todo, a veces no me animo a hacerme preguntas incómodas. Deseo desde la escritura infundirme valor para explorar mi identidad, escribir desde dónde estoy e iniciar un diálogo conmigo misma para crear mi propio lugar seguro rodeada de mi pequeña tribu.