Dedicatoria

Para ti que ya no estás.

Cuando abro por primera vez un libro hay dos cosas que de inmediato atrapan mi atención, la primera es el título, después la dedicatoria.

Esa pequeña nota que va dirigida  a la persona a quien el autor ofrece la obra y que por lo general expresa gratitud y honra. Disfruto recorrer las primeras páginas hasta encontrar el texto breve que me indica el sentir del que escribe. Es una pista sutil, que me encanta descifrar. Es el primer contacto con el escritor.

Hace poco escombrando los cajones de mi padre encontré su tesis, un texto de noventa y dos páginas encuadernado en azul con letras doradas. En la portada, arriba a la izquierda dice UNAM, al centro “Contribución al estudio de la garrapata programa de control y erradicación” luego la fecha: 1969. En la parte baja a la derecha su nombre en mayúsculas.

Hojeo con delicadeza las primeras cuartillas, un olor penetrante se escapa de entre las letras; llevaba  prisionero más de cincuenta años. 

Con asombro descubro mi nombre y el de mi hermana en una página sin número.

A mis hijas:
Adriana Cecilia y Aída Gabriela
“Mi más preciado tesoro”

Dedicar es ofrecer algo a alguien. 

Un regalo invaluable cuando eres el destinatario.

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