Soy el tema de conversación por excelencia de niñas y mujeres, las niñas en su mayoría me esperan por primera vez con miedo y algunas mujeres desean no verme nunca más. Tengo mala fama de ser: dolorosa, fastidiosa, de provocar llanto y malhumor. Soy odiada, doy vergüenza, ocultan y disimulan mi existencia, no entiendo porque, soy algo natural del cuerpo y la vida de las mujeres.
Tengo diferentes nombres: regla, período, Juana la colorada, la visita, comadre, Andrés —¡me indigna que me pongan un nombre masculino! — Mi favorito es: castigo divino, hay quienes creen que soy el castigo que Dios le dio a Eva por desobediente.
Estoy rodeada de mitos: ¿Sabías qué en Nepal aislan a las mujeres que están menstruando por considerarlo sucio, o qué en Malawi creen que caminar detrás de alguien que tiene la regla provoca que se caigan los dientes? El peor es en Burundi donde me temen porque se cree que el tener contacto conmigo trae la muerte.
Algunas niñas crecen creyendo que les hará daño bañarse mientras menstruan, que no pueden hacer ejercicio, también me comparan con una enfermedad (si mi presencia provoca dolor o molestias fuera de los límites tolerables y normales es importante acudir al médico).
Me siento cansada de vivir escondida, de ser menospreciada y rechazada. Hasta el siglo pasado la mujeres lavaban por la noche los paños que usaban para contenerme, así no eran vistas mientras realizaban tan “penosa” tarea, en las farmacias envolvían las toallas femeninas y tampones con períodico o una bolsa negra para que nadie se diera cuenta del “vergonzoso” contenido.
Me gustaría saber quién comenzó a hacer chismes sobre mí, sé que junto a mi compañero el síndrome pre menstrual podemos causar molestias, reconozco que provoco cólicos, cambios de humor y ganas de llorar, sé que te preocupa mancharte y que las demás personas ( sobre todo los hombres) se den cuenta que estás en tus días y se burlen, no soy motivo de burla, soy parte de tu persona.
Afortunadamente en algunos países hay más información sobre mí, comienzan hablar con más naturalidad de mi existencia, incluso hay quienes hacen rituales a mi primer llegada, lo cual me conmueve, empiezan a “abrazarme”, aceptarme y amarme a pesar de mis “defectos”, no soy un mal de las mujeres, soy compañera en esa parte tan importante de la vida que se llama sexualidad.
4 comentarios
Añade el tuyo →Una gran verdad , desconocida
Madame Rouge, genial título
Me encantó desde el título hasta la manera tan brillante de narrarlo. Súper divertido! Lleno de verdad. Abracemos nuestra menstruación.
Muy ingenioso titulo, no me imaginé siquiera el tema. Cierto lo dicho. Felicidades.