Vamos por un café

Mami, vamos por un café.

Aun prefieren que yo maneje. 
Una pone la música y es copiloto, la otra se va atrás;
de regreso cambian.

Solas las tres
me comparten confidencias, dudas y alegrías,
también, con más recelo, enojos y tristezas.

¡Mamá, el tope!
Mamá, esta canción te va a encantar.

Mido mis palabras
para no juzgar, no sermonear, para no hablar yo,
sino escuchar
y conocer y entender.

Ellas hablan y hablan, a veces entre ellas,
a veces conmigo, planes y sueños, recuerdos y proyectos.

Manejo por inercia,
en automático,
cantando
con nostalgia de mis ayeres.

Y de repente
me olvido
de medir mis palabras.

La conversación fluye,
digo todo lo que pienso, todo lo que quiero,
todo lo que las quiero.

Regresamos,
a veces discutimos, diferimos,
parece que no coincidimos, pero sí.

Al bajar dice una gracias y me da un beso; la otra planea
la próxima salida.

Y yo pienso siempre ir,
Con o sin ganas de café.

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