La vida transcurre en tiempos diferentes, cuando eres un pequeño mides todo de acuerdo a temporadas. ¿Cuándo llega Navidad?, ¿cuándo es mi cumpleaños?, ¿cuándo inicia el colegio? o de acuerdo a las acciones que vivimos; escuela, vacaciones o trabajo.
En mi caso, algunas veces mis tiempos de la infancia se medían en cigarros. Sí en cigarros. La medida era el tiempo en que mi mamá y su mejor amiga terminaban de fumar, si yo quería más tiempo para jugar con las hijas de esta amiga en cuestión, tenía que pedir que fumaran un cigarro más, si teníamos mucha suerte nos concedían hasta tres cigarros.
En la adolescencia el tiempo empieza a transcurrir un poco más rápido, mides lo que falta para ver a esa persona que te trae de cabeza, cuántas fiestas faltan para terminar el ciclo escolar, cuánto falta para cumplir algún compromiso familiar, o simplemente no lo mides se va viendo reels o videos de TikTok.
La adultez hace que vaya más rápido de lo previsto. El trabajo, la familia, si te casaste, los hijos, las fiestas de los hijos, la escuela, las responsabilidades, las salidas a tomar café, el tiempo que dedicas a tus pasatiempos. A veces ni siquiera se puede medir. Pasa y no te das cuenta. Ahora mismo mi tiempo está en un ritmo incontrolable con tantos cambios en mi vida.
Mi madre cumplió 86 años en julio pasado, me pregunto si su tiempo pasa aún más rápido que lo que pasa el mío o si llega un momento en la vida en la que los tiempos se vuelven a medir por temporadas. La vejez es un tema que ronda ya en mi mente y en las amigas de mi edad. Aún no me he dado tiempo para pensar en la mía, pero debo empezar a hacer ajustes en mi vida para darme la oportunidad de tener una en la que mi tiempo se mida a mi ritmo, que lo disfrute y no pueda perderlo.
Iniciamos un nuevo año con 365 días de infinitas posibilidades. Con tiempos que se irán lentos o demasiado rápido. Aprovecha cada segundo, vive, ríe, llora, disfruta y si tú puedes, haz de tu vida un papalote sin que el tiempo te limite.
1 comentario
Añade el tuyo →Hay que tratar decir menos rápido. Y hacer nuestro tiempo más presente. Gracias Miriam.