Annie Ernaux se encuentra en la casa de su infancia porque su padre ha muerto. Inicia entonces el viaje al pasado que corre paralelo al duelo vivido en el presente. El lugar juega un papel importante en este proceso, lugares físicos y sociales distintos: la casa de los padres proletarios y los espacios burgueses a los que ella se fue integrando al crecer, estudiar y partir del seno familiar. Lugares que fueron desapareciendo, que ya no existen más que en la memoria.
En este estudio sobre la paternidad, Ernaux va narrando contrastes, roces, coincidencias, silencios, ausencias. Relata el cambio interno que poco a poco la alejó de su padre. Diferencias simples y a la vez complejas como la forma en que se vive la religión, si se habla en dialecto patois o en francés, si se es analfabeto o no. Diferencias que causaron discusiones acompañadas de dolor y resentimientos. Desmenuza y desmenuza, hasta el momento en que ella se atreve a mirar de verdad a su padre, para reconciliarse con el recuerdo de un padre orgulloso de su hija.
Viví la exploración que la autora hace del duelo, su experiencia personal, su posición en relación con él, su pensamiento un tanto obsesivo, su intensidad callada, pues no busca conmover sino contar un suceso tal como fue vivido. El porqué me gusta leer novela autobiográfica es lo que Annie Ernaux logra magistralmente: escribir sin tapujos sobre lo que duele y el daño que causamos a otros, pero también el cómo nos reconstruimos.
Al leer hago paralelismos con mi vida. Con este libro examiné quién fui en el papel de hija y la memoria me falla. Examinó quién soy ahora en el papel de madre y me desgarró en dos. Creo que mis padres sintieron lo que yo estoy sintiendo al ver crecer a mis hijos. Observo a mi hijo mayor que cumplió hace poco dieciocho años: su mirada es distinta, camina diferente, desconozco parte de su vida. Es otra persona a la que estoy volviendo a conocer. Nuevos choques son creados por nuestras diferencias en la forma de pensar, de ser, de actuar. De repente regresa el niño pequeño que fue. Pero cada vez menos pues día a día va construyéndose en alguien nuevo para volar lejos de mí. Cómo debe de ser.
El lugar
Annie Ernaux
Tusquets Editores
112 páginas