Mientras Yaya patinaba de forma ágil y segura en la pista de hielo, su hermana menor le observaba desde las gradas.
Volteó a verme con ínfulas de orgullo y dijo:
— Qué bien patina Yaya.
No había terminado la frase cuando de manera inesperada la patinadora cayó estrepitosamente a mitad de la pista.
Volteó a verme de nuevo y sin dudar comentó:
— Qué bien se cae Yaya.