Este día casi llega, con una mezcla de temor y de ilusión porque desde mi pequeña trinchera aún creo que puedo contribuir a que mis hijos y otros niños tengan un futuro mejor. Me molesta sobremanera el mensaje del señor que vive en Palacio, un personaje tan parecido al del cuento «El traje nuevo del emperador». Por ello, relato esta historia a quien preste oídos: había una vez un emperador al que le encantaban los trajes a la medida. Éste, destinaba toda la fortuna de su pueblo a comprar los trajes más bellos del mundo, pues en su cabeza quería ser el más popular, amado y aclamado del reino.
Un día, unos hombres más listos que él, le prometieron tejer la tela más extraordinaria que se haya visto. No fue difícil convencerlo, pues al parecer el emperador padecía de delirios de grandeza, una pizca de locura y una ceguera voluntaria para ver la realidad; además de estar siempre rodeado de aduladores que le repetían una y otra vez lo que él quería escuchar. Urgido de que la gente pronto lo viera en todo su esplendor, preguntaba constantemente cuándo estaría listo su traje. Cada vez que mandaba un emisario a revisar el avance de los tejedores, ellos no se atrevían a decirle que no habían visto ninguna tela y que estaban siendo estafados. Uno tras otro repetían que jamás habían visto una tela de lo más maravillosa, mientras seguían trabajando en un telar vacío.
Finalmente, llegó el día en que el emperador fue a conocer el resultado final. Al llegar con su séquito de admiradores, se dio cuenta que no había nada, más su orgullo le impedía reconocer su error y exclamó: «Es magnífico, espléndido, ¡digno de un emperador como yo!». Entonces lo vistieron parte por parte con delicadeza mientras él seguía fingiendo para así salir a la calle y desfilar ante su pueblo.
Todos sus súbditos lo veían atónitos, más por miedo exclamaban: «¡Qué traje tan magnífico!». Hasta que un niño inocente gritó: «¡Pero si está desnudo!». Poco a poco fueron sumándose más personas a este grito, riéndose del gran error del soberbio emperador.
Espero que este 6 de junio podamos ver lo que realmente es nuestro emperador y se logre escuchar la voz de ese niño cansado de las mentiras; que esta voz se vuelva un rugido para que así todos seamos conscientes de que no debemos creer que algo es verdad solo porque es repetido ad infinitum. Deseo que encontremos el valor de ser humildes y sinceros para reconocer nuestro error si, en el 2018, votamos por este señor que no cumplió lo que prometió; y que quienes no votamos por él, seamos valientes y honrados para seguir luchando por un cambio. Es nuestra responsabilidad cívica exigir que todos los ciudadanos respeten y cumplan la ley, incluido el habitante de Palacio; que se reconozca el valor de nuestras mujeres; que nuestros hombres tengan un trabajo digno y que existan mejores condiciones de vida para nuestros niños y adolescentes.
El morador de Palacio dice que el INE es el enemigo. Los invito a confiar y defender esta institución que vela por nuestra democracia, pues todos somos INE: yo lo fuí al ser representante de casilla, y me niego a que entonces se diga que los ciudadanos somos el enemigo a vencer. Por personas comunes como yo, que cumplen con su deber cívico, el innombrable vive en el Palacio del emperador, aunque su amnesia a conveniencia le haga olvidarlo.
México es de todos, todos somos México. No permitamos que nos dividan. Hoy más que nunca es imperioso nuestro voto. Este domingo haz que tu voz sea escuchada.
4 comentarios
Añade el tuyo →Felicidades!! Excelente reflexión
Gracias a tí por leerla. Un abrazo
Excelente reflexión.
Muchas gracias