¿Qué es leer?

Creo que mi madre no tenía idea de la trascendencia del regalo que puso en mis manos cuando era estudiante de primaria.
Era un hermoso libro con pasta nacarada y letras de oro.
Empecé a leer con gran curiosidad la vida de cuatro mujercitas en la época de la Guerra civil de los Estados Unidos. Jo March se convirtió en mi primer heroína.

Después recibí otros regalos entrañables.
Con Sandokán, un aguerrido pirata navegué por la costa de Malasia en mil aventuras asombrosas.
También recuerdo a Robinson Crusoe un desafortunado náufrago inglés que vivió mucho años en una isla remota.

Muy pronto y sin darme cuenta, leer se volvió una necesidad. Estaba ávida de nuevas historias. La vida real ya no era suficiente.

En cierta ocasión mi padre se encontraba leyendo en el estudio. Le dí un beso fugaz de buenas noches para no interrumpir y marché a mi recámara.
Desperté en la madrugada cuando un pasar de página acabó con el silencio.
Era mi padre que continuaba absorto en su lectura.
Nunca pregunté cuál era el título de la novela que le robó el sueño.

Desde entonces descubrí un espacio íntimo que permite alimentar la imaginación. Esa fantástica posibilidad humana con la que podemos representar mentalmente cualquier cosa.

Leer aplaca mi soledad. Llena vacíos. Refuerza esa valiosa sensación de que soy suficiente.

Leer es un acto liberador en el cual cada relato se convierte en una puerta de salida.

Leer es una conexión personal con el autor. Ese personaje omnisciente que lo sabe todo.

Quizá lo mejor es el placer que me provoca. Ese gozo inexplicable en las palabras infinitas, en la sensación que surge cuando las pronuncio y juegan en mi boca.
Y en ese salto mágico y creativo que posibilita pasar de la lectura a la escritura.

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