Svetlana Alexiévich: La guerra no tiene rostro de mujer

¿Cómo se puede explicar un libro donde habitan el miedo, la compasión, el odio, el amor, la desgracia, la bondad, el silencio pero, sobre todo, el llanto desesperado de la humanidad? Escribo esta reseña con las voces de mujeres que ya no solo susurrar, también gritan.

“¿Los tiempos cambian pero los humanos?”

Svetlana Inaugura el género narrativo “de voces” escribiendo esta obra en 1983.  Plasma más de 200 entrevistas de mujeres soldado que participaron en la Segunda Guerra Mundial, entrevistó 700 en total para poder armar este libro.

“En la guerra, el alma del ser humano envejece. Después de la guerra jamás volví a ser joven… Eso es lo más importante. Es lo que opino…”

Lo que hace a esta pieza de literatura única es la manera en que Svetlana entremezcla sus opiniones y percepciones sobre lo que va describiendo con los testimonios, rescata el sentimiento y conmueve cada fibra del lector. A su vez nos da a conocer cada eslabón que formó en aquellos años la compleja maquinaria de guerra soviética.  

Cuando más necesitó Stalin a las mujeres ellas respondieron gustosas, después fueron desechadas, marginadas y silenciadas por la misma sociedad a la que pertenecían y que defendieron.  La propaganda que dominaba en aquellos tiempos también cooperó para que, sin cuestionar y por voluntad propia, se enlistaran no solo como enfermeras o cocineras sino como soldados de primera línea, pilotos de aviones y de tanques. Ellas lucharon para defender el piso que sostenía su hogar.

Es un libro que todos deberíamos de leer aunque lo recomiendo ampliamente para aquellas personas que disfrutan de la historia y que soportan descripciones crudas, ya que puede llegar a ser traumático. Parece de fácil lectura pero su realismo brutal hace que cada palabra sea una lágrima, al terminar no eres la misma persona. En lo personal, es el texto más fuerte que he leído, una cachetada que te obliga a no ser indiferente con la historia del mundo.

Parecerá contradictorio pero con la devastadora plática de estas mujeres encontré  la bondad de la naturaleza humana.

“El único camino es amar al ser humano. Compréndelo a través del amor.”

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