Marcharé por mí. También por tí.

“Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea, Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y corazón guerrero”.
Alejandra Pizarnik

Nos congregaremos el 8 de marzo en el Arco de la Calzada.
Marcharé por mí.
También por tí.
Lo haré por los 66.9 millones de mujeres que habitan México.
Caminaré por las 11 mujeres que mueren asesinadas a diario en el país.
Lo haré por aquellas que aún viven en el miedo y la ignorancia.
Iremos en grupo porque ya no estamos solas.
Cantaremos alto y fuerte para que nuestra voz llegue a oídos sordos.
Nos acompañarán nuestras hijas para fortalecer el linaje. Y luego, harán lo mismo con las suyas perpetuando un profundo sentido de libertad.
Nos tomaremos de las manos para tejer una red fraterna inquebrantable.
Elevaré un par de plegarias al cielo; la primera por las mujeres muertas, la segunda por las que seguimos vivas.
Alzaré mi puño no en un acto violento sino como recordatorio de nuestra fuerza.
Juntas seremos una conciencia colectiva poderosa.
Pintaré un letrero que diga: Hagamos el amor.
Agradeceré la lucha de las mujeres que abrieron camino.
Vestiré de morado como un recordatorio de nuestra dignidad. Y de blanco por la paz, esa que tanto ańoramos.
Daré los pasos necesarios para comprender que ya nada puede detenernos.
La marcha atrás está prohibida.
Mi protesta es un regalo a las mujeres del futuro; merecedoras de una sociedad justa y equitativa.
Sé que pasarán años antes de lograr el equilibrio entre hombres y mujeres. Mi generación no lo verá. El fruto vendrá después, hoy somos sembradoras de esperanza.

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