Oppenheimer

Ir al cine es una de mis cosas favoritas. Por algún motivo dejé de hacerlo después de la pandemia. Tal vez la sensación de ver películas en casa con la familia y en un cine “hechizo” le ganaba a la experiencia de salir, sentarte en la butaca y no poder compartir comentarios, chistes o la comida preparada para la ocasión.

Ahora fui a petición de mi hijo. Nos sentamos en una sala vip para tratar de igualar la sensación de estar en casa. Salí de ahí con varias lágrimas ahogadas. La introspección que logra la historia, y el diálogo que generó, son lo que más resalto de esta experiencia. Recuerdo cómo hace algunos años leía o explicaba las escenas y dudas de las películas infantiles. Ahora, compartí, debatí y analicé junto con mi adolescente a un personaje que cambió drásticamente el mundo. ¡Que mágico compartir este momento!

Oppenheimer es una biopic del físico Julius Robert Oppenheimer, neoyorquino judío nacido a principios del siglo pasado. Dirigida por uno de los directores más críticos de la actualidad, Christopher Nolan, a quien le reconozco su gran trabajo en la trilogía de The Dark Knight. (Para mí la mejor es la última de 2012).

Película basada en la novela American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer —publicada en 2005 por Kai Bird y Martin J. Sherwin— invita a cuestionar, más que la realización de la bomba atómica, las emociones y demonios del ser humano. Expuesta de manera no lineal, con saltos de imágenes en blanco y negro a tomas full de color, esta película te hace vibrar y acompañar a su protagonista en los dilemas que enfrenta desde su vida universitaria hasta el final de sus días.

La lujuria, la envidia, la soberbia, la ira, la avaricia, son pasiones que se confrontan en esta historia. Oppenheimer se muestra como un ser humano incapaz de dejar de lado su postura religiosa, política y moral cuando es contratado por el ejército estadounidense para el Proyecto Manhattan, y con esto dar un golpe para terminar la Segunda Guerra Mundial.

Los momentos de paz y de total intensidad son acompañados por una fotografía y banda sonora inteligente y dramática. Explosiones, luz, oscuridad, hacen de esta película un viaje emocionante y disyuntivo, la presentación de los personajes que acompañan al protagonista algunos con destellos de cordura, te van ligando al desenlace de este “thriller”. 

La detonación de la prueba Trinity es sin duda el clímax de los efectos especiales, un gran logro. Ese momento pudo ser el fin de la humanidad, si el estallido hubiera generado la reacción en cadena que profetizaban algunos de los compas de Oppenheimer, y ninguno de nosotros estaríamos aquí.

Sin duda debe ser una película para disfrutarse en el cine, dudo que la sensación sea la misma en casa a menos que tengas un home theater que permita llegar a lo que Nolan quiso entregar en este filme.

Seguirán las posturas y los juicios para Robert Oppenheimer, el físico que creó toda una ciudad utópica para combinar la física y su lugar favorito, Los Alamos, y que finalmente logró construir el arma que destruyó en segundos a dos ciudades japonesas en 1945. 

Sin embargo, creo que no hay peor juicio que el que Oppenheimer se hace al momento de que ese avión deja caer la primer bomba atómica, convirtiéndose según una declaración de él mismo, en la muerte y el destructor de mundos.

El reparto que acompaña a Cillian Murphy nos obsequia una mezcla de calidad y genialidad. Robert Downey Jr., Emily Blunt (maravillosa), Matt Damon, la guapísima Florence Pugh, Rami Malek, Kenneth Branagh, Gary Oldman… quienes mantienen un ritmo lleno de ansiedad y desesperación que te hacen querer traspasar la pantalla y dar unos cuantos golpes, en algunos momentos de la trama, sobre todo a Jason Clarke.

Mis lágrimas ahogadas fluyeron al final de la película y acompañaron a todos aquellos que no pudieron soltar ni un poco de oxígeno al ver ese halo de luz. 

Nos hicimos muchas preguntas, reflexionamos, cuestionamos: ¿el mundo siempre necesitará un destructor para poder sobrevivir? ¿el poder lo permite todo? ¿la envidia es el peor motor de destrucción? 

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