No imaginé la foto al final del día. ¿Distorsioné de nuevo la realidad?
No pude, o tal vez no quise seguir el camino.
El calor de este mes hizo que las pulsaciones de mi cabeza incrementaran su nivel habitual.
Perdí el control ¿tuve el control?
Perdí la luz, ¿la pude ver?
Perdí la clozapina, ¿la tomé el día de hoy?
No entiendo porqué estoy en la camilla de la ambulancia. Vi la luz. ¿No la vi? ¿El carro perdió el control? ¿Lo perdí yo? ¿Tuve el control?
Me duele la cabeza. Veo la luz de la ambulancia. Me dan algo. Mi cabeza deja de pulsar. Mis piernas no están. Las siento, no las veo. Me da sueño. Duermo.
— Buenas noches, ¿cómo te sientes?— escuché a lo lejos.
— Bien, alcanzó a decir. No sé que pasó.
¿Cuánto tiempo dormí? Llegaron los de camisa azul para preguntar.
Recuerdo. Mi cabeza empieza a funcionar. El medicamento da inicio a mi función. Salí por la mañana de mi casa enojado con Susana. No podemos seguir juntos, ella tiene que seguir sola, yo no aporto nada a su vida.
Susana se niega a dejarme ir. Tira a la basura mi clozapina. Recibo la llamada del trabajo. Tengo que llegar en veinte minutos a la junta programada. Llego a tiempo. Presento al comité mi propuesta para la fusión de la empresa de mi padre con la de mi madre. Aceptan con una condición: dejar de trabajar ahí, ¿Quién les dio la información? ¿Cómo se enteraron de mi problema?
No logro entender porque Susana tiró la medicina. Es la hora. No encuentro nada. Salgo del edificio. No comí. Mi cabeza empieza con su juego. Estas personas quieren encerrarme para que firme mi renuncia. Salgo en la motocicleta. Me quieren matar. Seguramente mi papá los envió.
Están detrás de mí. El semáforo. La luz. El coche. Mejor me bajo de la motocicleta. ¿Cómo me bajo? Si me detengo me atraparán. Veo el coche de al lado. Me debo subir con esa mujer. Es Susana. Finalmente estaré más seguro. La moto sigue, vuela. El coche. El hombre.
No recuerdo.
El hombre.
El parabrisas.
La ambulancia.
2 comentarios
Añade el tuyo →Wow! el
juego confuso de la esquizofrenia en la mente.
Gracias por leer Macri, un mundo que convive “invisible” con el nuestro.