Ojos de sol

«Abriste los ojos y el sol guardó su pincel, porque tu pintas el paisaje mejor que él» Calle 13

Hay algo inconfundible en los ojos que reflejan el color del sol. Como si la luz residiera en su interior, esos ojos parecen capturar toda la energía y calidez de un amanecer o de un atardecer. Son ojos que tienen la capacidad de iluminar, de caldear el ambiente con solo mirarlos. En ellos no solo se refleja el color dorado, sino también la profundidad de un alma cálida y luminosa. Esos ojos dorados son ventanas al mundo, pero también al corazón. Quizá, por eso, quienes los tienen, parecen irradiar una energía especial, una luz propia que atrae y envuelve.

Así son los ojos de Lume, aquellos que ví por primera vez a través de una pantalla en tiempos de pandemia, esos días que hoy se siente ajenos y lejanos. Ví esos ojos que tenían prisa por conectarse a la cita virtual que teníamos para participar juntas en un curso de escritura creativa.

“No tengo luz, un árbol se cayó afuera de mi casa.” Fueron las primeras palabras que escuché de ella, las palabras no importaban, sus ojos acaparaban toda la pantalla.

Lume es pura mirada sus ojos color sol tienen como cualidad, la capacidad de evocar una sensación de bienestar, de calma y de fuerza. Son ojos que invitan a la paz, que sugieren seguridad, su mirada fluye, así como lo hace ella.

Los ojos de Lume invitan a ver más allá, a no conformarse con lo evidente, a buscar en lo profundo, a indignarse con la injusticia, a ver con empatía y compasión.

Es un privilegio ser amiga de una persona con ojos de sol, todo se ve más cálido, brillante, alegre y posible, Lume me regala esa posibilidad de ver la vida de una manera más libre, su amistad, como sus ojos llena de luz mi vida.