¿Qué en esta casa no hay frijoles?

— Vieeeja, ¿Qué en esta casa no hay frijoles?, — era la frase mágica que mi abuelo lanzaba en tono amable como si no supiera que a mi Abuelita la sacaba de sus casillas.  Sin voltear a verlo, le atestaba una cucharada más de sus famosos frijoles en el plato.— ¡Pero si aquí hay muchos Viejo!,  — con un gesto rápido y volviendo a otra cosa para recuperar su buen humor. A todos nos daba risa, y pretendíamos no darnos cuenta de su incomodidad. Las comidas eran tan agradables en casa de mis abuelos que nadie quería echarlas a perder. No hablo de eventos especiales, hablo de un día cualquiera.

La hora de la comida era el momento en que mi abuelita, cansada de sus labores del día, podía ver su esfuerzo. Algunas veces, si le alcanzaba el tiempo, se tomaba medio caballito de tequila antes que llegaran todos. Se relajaba solo unos minutos para regresar a la acción. Su rostro se llenaba de gusto al ver la mesa llena. A mí todo me sabía delicioso. A veces creo que doblemente rico, por la buena compañía. Siempre tuvo la disposición de echar agua a los frijoles para poder recibir a todos, cercanos y no tan cercanos, con cita previa o improvisados. Tuve la suerte de vivir ahí el tiempo de mis estudios profesionales. Gracias a ello me tocó ver desfilar a muchos invitados. Aunque tenía la mesa grande del comedor, comíamos siempre en el antecomedor que estaba en la cocina y si era necesario agrandaba la mesa con añadidos improvisados. Le gustaba el ambiente de la cocina, deambulaba con gusto de la estufa a la mesa, ofreciendo, platicando y conviviendo.

Invariablemente la recuerdo cuando voy a tener visitas para desestresarme. Ella nunca se preocupó demasiado por la elegancia, prefería la calidez. Aunque tuviera el tiempo encima, lo resolvía todo. No era tan importante cómo se veía la mesa. Seguro no era cómo las de ahora, mesas de revista, con vajillas sofisticadas con todo combinado. Sus mesas estaban, sobretodo, llenas de disposición y de lugares extras. Si bien eran mesas bien puestas, eso no me impactó. Lo que  me gustaba eran las anécdotas, los chistes y las risas. Dirían ahora, pura buena vibra.

Con diez hijos, veintisiete nietos, invitados, anexos y un presupuesto limitado, aprendió a aprovechar todo. Hacía rendir el tiempo, el dinero y las conversaciones. Siempre, a pesar de sus carreras y cansancio, tenía tiempo para un comentario alegre, un refrán, o un chascarrillo.

Su urgencia era estar lista para atender a todos y hacerlos sentir bien. Mi mamá platica que acostumbraba a tener una sábana limpia y blanca, por si le tocaba asistir a un vecino, tanto en el nacimiento de algún bebé o en la pérdida de un ser querido. Su interés era estar preparada para ayudar, le encantaba el guateque, más no le sacaba a los momentos difíciles. Ella sabía mucho de tristezas y pérdidas, por eso valoraba tanto la alegría.

¿Qué interés puede tener para ustedes estas cosas de mi abuelita? No lo sé. Lo platico nomás porque me gusta hablar de ella y porque me encontré esta foto. Un verdadero tesoro. Las buenas memorias hay que perpetuarlas. Toda mi familia tuvimos mucha suerte de tenerla. Me siento tan agradecida, que no les sorprenda que vuelva escribir de ella. Cómo no contarles de este gran privilegio en mi vida, sentarme con mi Abue Mena, mi abuelito Toño o Luly, mi querida tía, quien era su mancuerna y apoyo. Sentarme con los tres o solo con alguno de ellos.  Jamás sentí alguna conversación fastidiosa o un silencio incómodo.  Siempre tuve su cariño. Tanto que aun me llega. Para mí, estar con ellos era el mejor banquete. Mi abuelito iba todos los días por pan dulce, así que después de acompañarlo o esperar a que llegará, nos lo comíamos con leche, o ¿por qué no?, nos saboreábamos el mejor manjar de reyes, los frijoles de mi Abuelita.

Ahora tienen idea de lo que viene a mi mente cuando mi hijo mayor se sienta a la mesa y dice ¿Qué en esta casa no hay frijoles?

7 comentarios

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Puedo decir mil cosas, pero sólo diré gracias, ¿a quien?
A Dios y a Ti, mi escritora preferida. !!!Que foto!!! ¿Dónde la tenías escondida? Esa si me hizo lagrimear.

Maravillosa mujer ,donde fui siempre tan feliz tan bien recibida ,Y donde aprendí a conocer una persona única con todo mi cariño Susy

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