La patrulla

Marce revisa las stories de instagram, pasa una tras otra sin interés, una amiga sube una publicación que llama su atención: “Ayúdenme a compartir por favor, anoche unos policías detuvieron a mi prima, se subieron a su coche y la obligaron a manejar rumbo al cerro del Capulín, la violaron y la dejaron sobre el camino hacia La Cruz. ¡Queremos justicia!”.

Las lágrimas salen de sus ojos, no deja de pensar en la chava, en lo que vivió, lo que está sufriendo después de semejante atrocidad, una punzada se clava en su estómago mientras un recuerdo cruza su mente: pudiste ser tú, aquella vez con Robert tu novio de la prepa, hace 25 años.

Marce y Robert se quieren y desean con la pasión y prisa con la que se vive a los diecisiete. Ocho meses antes Robert la sorprendió con un hermoso ramo de flores y una manta pintada a mano en donde preguntaba: ¿Quieres ser mi novia? Ella corrió y de un brinco se abrazó a él, desde entonces se besan, acarician y abrazan como si cada momento fuera el último. El sillón con estampado de flores en la casa de Marce atestigua manoseos y fajes los viernes por la tarde, son interrumpidos por las voces y pasos de sus padres, los frecuentes sobresaltos les impiden disfrutar su sexualidad.

Un sábado iban de camino al cine, a Robert se le ocurre que podrían fajar en el carro en algún lugar solitario, Marce insegura acepta, la excitación que experimenta cada vez que está con él la hace sentir bien, olvida por un momento sus problemas, los pensamientos callan y su cuerpo fluye fácilmente. El tiempo pasa rápido, es de noche. Ella se separa, siente miedo. Algo se acerca a toda velocidad, ¡está a punto de estrellarse con ellos! Marce cierra los ojos para recibir el impacto, al abrirlos ve las luces rojas y azules de la torreta de una patrulla, su ritmo cardiaco se acelera, lo primero que piensa es que van a detenerlos y  llamarán a sus padres, imagina la cara furiosa de su papá y la mirada de decepción de mamá.

Los oficiales se acercan, Robert baja la ventana.

— Buenas noches jóvenes ¿Saben que están cometiendo faltas a la moral en vía pública?

— Sólo estábamos platicando oficial— dice Robert con voz temblorosa.

— Joven, vimos a la damita ponerse la blusa. Me voy a ver en la penosa necesidad de llamar a sus padres.

¡Mentiroso! Piensa Marce, no nos quitamos la ropa. El miedo la invade, no para de temblar, Robert la ve de reojo, en este momento no puede tocar su mano para tranquilizarla.

— Joven, hágame favor de salir del vehículo.

Robert le dice a Marce que por ningún motivo salga del coche, ella ve por el espejo retrovisor que intercambian algunas palabras, Robert extiende su mano hacia el oficial. Él regresa al auto y le dice: tranquila  ya nos vamos, querían mordida. Exhalan un suspiro de alivio. Al llegar a casa de ella se despiden rápidamente, ninguno quiere saber más de besos por esa noche.

Hoy, Marce recuerda aquel momento como uno de los más peligrosos de su vida, es consciente del riesgo al que estuvo expuesta, los policías pudieron haberla violado y alegar en su defensa que estaba teniendo relaciones sexuales con su novio, mueve la cabeza en un gesto de negación para quitar esa imagen de su mente.


 

 

 

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