El nudo de la corbata

Parece un gesto banal. Uno frente al otro. El primero le muestra cómo se hace el nudo inicial de la corbata. El segundo observa, sin poner mucha atención. Tal vez piense que su padre es eterno, que aún le queda mucho tiempo con él.  La cadena se repite, una imagen que ha sido reproducida tantas veces. Solo cambiando los personajes de la historia. Cada vez que sucede, yo la observo. Recuerdo las primeras veces, cuando aún era pequeño. Me causaba ternura y gracia verlo quietecito mientras su papá le ponía la corbata. Ahora me quiebro por dentro. Mi hijo se va.

Es inútil buscar a dónde se fueron los años, el tiempo me roba una y otra vez. ¿Dónde quedó el bebé que acunaba en brazos? Ahora, es un hombre más alto que yo, cuyos brazos son más fuertes que los míos, con ideas y planes propios. Grande y pequeño a la vez, pues a veces las dudas lo acechan y vuelve a nosotros. Otros días corre lejos para no escucharnos. Quisiéramos decirle que hacer, que decisión tomar. Ya no es posible. Es lo que es.

¿Cómo vivo esta próxima separación? Con una mezcla de emociones: alegría, orgullo, tristeza. Algunos días mi hijo me pregunta que me pasa, si estoy enojada, si mi enojo es con él. Las palabras tardan en fluir. No estaba consciente de que el enojo también me acompaña. No estoy enojada con él ¿o sí? No. Lo que tengo es miedo… miedo de soltarlo, de dejarlo ir. La angustia me susurra palabras para alimentar ese miedo. Respiro, respiro. Logro calmarme. Ahí es cuando la mente me engaña: al regresar mi mirada hacia él no lo veo como es ahora, sino como el niño de ojos grandes y voz pequeña que me decía mamá.

Lo hecho, hecho está. A donde vaya lo acompaña el amor de abuelos y padres, que se ha transmitido de generación en generación, como el nudo de la corbata.

8 comentarios

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Asi es, con un nudo en la garganta con el corazon estrujado, y con lagrimas en el alma, con las mil bendiciones deseando siempre que los angeles del camino los acompañen siempre para que tengan la fortuna de encontrar a su paso personas de buen corazon. Pero la dicha es que si existen los angeles difrazados de personas. Y gracias a Dios que vuelen y vuelen alto. Con todo mi amor deseo lo mejor para mi primer nieto que ya crecio. Un abrazo con todo mi amor.

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