Día en blanco

Puedo escribir mundos rosas,
crear cuentos, contar dramas,
hacer un análisis, decir sin sentidos,
perseguir ilusiones, plasmar argumentos,
defender ideas, inventar un poema
o exponer una gran definición.

Puedo quejarme, ser sarcástica,
agredir o criticar.
Puedo escribir una carta, narrar verdades,
inventar un sueño o una ficción.
Transmitir sentimientos, pretensiones,
deseos, construir o destruir.

Nuevo día, página en blanco.
La página en blanco puedo dejar,
más el día, aunque yo quiera,
nunca en blanco quedará.

Quiero escribir días
llenos de optimismo,
con líneas edificantes,
que den ánimo y paz.

Quiero un cuento constructivo,
aunque no haya sol,
una reseña con flores,
aunque haya frio y desolación.

Una cronología amable,
ya sea en días secos o
en la tempestad.
Quiero aventuras, aunque nadie las lea.
Quiero preguntas, muchas preguntas,
esperaré respuestas, tendré expectación.

Quiero una historia
de frases con buena o mala sintaxis,
con palabras honestas,
cargadas de significado y conexión.

No quiero ansiedades ni rencores,
más si los hubiera, quiero un presente continuo
que me saque de esos cuentos de terror.

Quiero un ensayo libre de juicios
y observaciones inútiles,
de quejas pesadas, de palabras filosas,
de conversaciones destructivas
y malsana murmuración.

Quiero reeler mis días con menos miedos,
borrando envidias, subrayando compasión,
remarcando abrazos,
con muchos signos de admiración.

Quiero llenar mis días
de conjunciones, de adjetivos positivos,
de verbos de amor.
Quiero días llenos
de diálogos con opciones,
libres de necedades y obstinación,
Quiero días plagados
de citas amables,
de tachones y correcciones,
pero con muchas notas al calce de buen humor.
Quiero llenar mis días
de escritura creativa e imperfección,
de palabras libres de tanta planeación.

Quiero muchos párrafos de escucha y observación,
hacia quienes llenan sus páginas con lineas
de respeto, equilibrio y aceptación.