Mandíbula, cuando las palabras son la fuente del verdadero horror.

Mónica Ojeda dice que escribe porque le ayuda a dormir mejor, a tener menos miedo. Es decir: escribir para entender por qué tiene miedo de algunas cosas, como si el plasmarlo en papel lo exorcizara. La literatura para ella es un lenguaje de sensaciones y experiencias que a veces traspasan los límites de lo que conocemos, siendo recurrente el tema de la infancia en sus escritos. Esto lo plasma a la perfección en Mandíbula, definida para mí con una simple palabra: perturbadora.

Mandíbula, es una novela donde confluyen las vidas de ricas adolescentes de una escuela de élite del Opus Dei, y la de una maestra agobiada por un suceso dramático que sufrió a manos de dos adolescentes de bajos recursos. Es un thriller psicológico donde las dos líderes del grupo de chicas, Annelise y Fernanda, someten a juegos psicológicos a sus cuatro amigas y a Miss Clara. El inicio es fuertísimo, pues empieza con Fernanda, una chica fanática del horror y de las creepypastas, secuestrada por Miss Clara en medio del bosque a las faldas de los volcanes. Lo que sigue es peor.

Poco a poco la historia se va haciendo más terrible al ir conociendo una dinámica social plagada de juegos oscuros, ritos secretos y retos peligrosos entre adolescentes. A la par observamos la personalidad malsana y obsesiva de Miss Clara con su madre. Clara habla de acuerdo a lo que los demás quieren escuchar sin desentrañar quién realmente es. Así, se abordan temas como el bullying, las relaciones madre-hija, las amistades nocivas, la sexualidad, la violencia y el terror.

Es una novela completamente desconcertante y monstruosa, pero no pude dejar de leerla. Al ser madre de un adolescente y un joven de dieciocho años, me conmocionó leer sobre lo que repta en los rincones de internet como las creepypastas —que glorifican la crueldad—; la desconexión con los padres y subsecuente búsqueda por pertenecer a un grupo dónde pueden ser obligados a cumplir retos para ser “parte de”; la falta de contacto con otras realidades sociales pues viven en una burbuja materialista; y, la deshumanización de una juventud que se lastima a sí misma. Cómo docente, me impactó la dificultad para educar en el contexto actual, la indefensión ante el bullying, la cancelación y la violencia.

¿Qué es lo que más destaco de la obra? El manejo que tiene Ojeda del lenguaje lírico, la creación tan exhaustiva de los personajes (para mí la mejor es Miss Clara), el conocimiento del ambiente educativo, la imaginación para crear imágenes mentales vívidas, el cómo logró crear una novela sin hombres (los pocos que salen son intrascendentes), la atmósfera asfixiante creado por madres neuróticas y la franqueza para hablar de temas duros y perversiones. Al final todos son devorados por mandíbulas maternas ávidas de amor —¿o desamor?— pues nadie está a salvo. Mega spooky! Really!

Nota: Mandíbula (Jawbone) fue finalista en el National Book Awards 2022 al ser traducida al inglés, junto a otra de mis favoritas Samanta Schweblin, quién finalmente ganó por Siete casas vacías (Seven Empty Houses) en literatura traducida.

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