Libertad

Ella vive en un pequeño pueblo costero, el mar es su confidente, la playa  su refugio. Se llama Mónica, es una mujer de veinticinco años, perdió a sus padres en un huracán cuando era niña, desde entonces vive con su abuela María y su abuelo Pedro, trabaja en la zona hotelera limpiando habitaciones por cincuenta pesos la hora, se levanta a las cinco de la mañana, trenza su largo y oscuro cabello, mete su uniforme en la mochila, su abuela se levanta para prepararle su lunch, a pesar de que Mónica le dice todos los días que ella puede prepararse algo, su abuela insiste con una sonrisa y le da una palmadita en el cachete, sale de casa y camina diez minutos mientras el sol emerge del mar, llega a la esquina en donde el transporte de personal la recoge para llevarla al hotel Playa dorada.

Mónica es una mujer soñadora atrapada en una rutina ordinaria, sueña con viajes y aventuras que la saquen de esa realidad monótona que le absorbe la alegría e ilusión de vivir, sabe que no tiene ese privilegio de dejarlo todo para cumplir con ese sueño, tiene que trabajar para ayudar a sus abuelos.

Un día encontró un libro que un huésped olvidó, la portada decía: El viejo y el mar. Decidió no reportarlo en objetos olvidados y lo escondió en su mochila para que la supervisora no lo encontrara al momento de la revisión de bolsas y mochilas que se hace todos los días al terminar el turno.

Llega a la pequeña casa que comparte con sus abuelos, calienta un poco del guiso que hizo su abuela, lo come de prisa, se cambia de ropa y corre hacia la playa con el libro en la mano, se sienta en la arena, abre el libro y comienza a leer, las palabras la atrapan y poco a poco comienza a adentrarse en el mar junto con el viejo Santiago, lo acompaña en ese viaje en busca de el gran pez que acabará con la mala racha del pescador, a través de las páginas Mónica vive el calor, las quemaduras del sol, el hambre y la sed por las que pasa Santiago a través de los días en altamar.

Llega la noche y con ella el final del libro, Mónica experimenta una sensación de libertad, como si ella misma hubiera navegado por el mar, como si los peces voladores hubieran  brincado sobre su cabeza, como si la aves guiarán su camino, como si Santiago estuviera a lado de ella y el anhelado gran pez fuera parte de su vida.

Las palabras de ese libro la liberan de la monotonía de su vida, la llenan de ilusión y la motivan a buscar, leer, anhelar más aventuras que sabe que encontrará en nuevos libros.

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