El niño Loki

Un día como cualquier otro. Imposible levantarse cuando uno llega a casa con el sol ya saliendo. ¿Cuánto dormí? ¡Va! dormir es para tontos. Para los aburridos que viven día a día como hormigas trabajando de sol a sol.

Tengo hambre. ¿Qué comeré? Iré a ver si alguien dejó comida en la cocina de la servidumbre. ¡Ash! olvide que los sirvientes se despiertan temprano. Seguro a estas horas ya están chacoteando mientras toman su café.

Me escabulliré sin que me vean, por algo puedo ser invisible.

Ahí esta el odioso del lamebotas que sirve a mi hermano, vamos a ver… ¿qué pasa si le tiro su café hirviente encima? ¡Ja! eso te pasa culero por haberme acusado el otro día con mi madre.

Tengo mucha hambre. Le susurraré al oído a nuestra vieja cocinera para que me prepare algo. No hace falta hipnotizarla, ella siempre es buena conmigo y con todos.

— Querida señora ¿me hace de desayunar unos huevitos con pan tostado y un chingo de salsa picante por favor?

— ¡Niño Loki! Otra vez crudo ¿o sigues borracho? ¿fuiste tú el que le tiró el café al pobre de Bjorn? ¡Me lo imaginaba! Vete a la alacena, ahorita te lo llevo — me contesta la vieja nana.

Le doy un beso. Salta un poquito pero sonríe.

¿Qué haré hoy? Papá quedó de llevarnos a uno de sus viajes de “hermanos por siempre.” ¡Que hueva! Para qué esas tareas de cazar, de encuentra el objeto perdido, de siéntate y escucha la moraleja, si al final el lucidito de mi hermano siempre queda primero.

¡Ni disimula tantito el cabrón! Se ve lo feliz que se siente de ganarme una vez más.

Mejor me escapo hoy. Que piensen que no llegué a dormir y que me busquen en cualquier parte del planeta sin encontrarme. Estaré escondido en el dormitorio de mamá hasta que se hayan ido los dos solos. Sé que mamá me reprenderá levemente, me dará un abrazo y será un día en el cielo con mi persona favorita en el universo.

Deja una respuesta